Contra las cuerdas #6: El Kojimismo vive, la lucha sigue
Ya queda menos para la secuela de Death Stranding, las Jaulas de acero en el wrestling y un cómic que me ha impactado: Por si desaparezco.
¡Contra las cuerdas alcanza su sexta Newsletter! La regularidad se mantiene y es un placer seguir escribiendo este espacio. Por supuesto, espero que sea del mismo agrado para los lectores. Vamos allá.
Vamos a la playa con Death Stranding 2
El 26 de junio saldrá a la venta Death Stranding 2: On the Beach, la secuela del gran proyecto de Hideo Kojima. Tras su periplo por la saga Metal Gear, el creador japonés presentó esta propuesta con la que no dejó a nadie indiferente. Con la presencia de actores como Norman Reedus, Margaret Qualley o Lea Seydoux, Kojima narró la odisea de un hombre que buscaba conectar a todos los habitantes de un mundo desolado. Una memorable aventura en la que primaba más disfrutar de los largos trayectos que la acción en si.
Existen jugadores a los que no les gustó el título por el surrealismo habitual del creador o las largas secuencias cinemáticas marca de la casa. Sin embargo, yo lo disfruté enormemente y tengo ganas de contemplar lo que nos depara en este juego, donde veremos a rostros habituales de la primera entrega y a nuevas estrellas del calibre de Elle Fanning o George Miller. ¿Cuál será el destino final de Sam Porter Bridges?
Por si desaparecemos
El pasado 27 de febrero La Cúpula Ediciones publicó uno de los cómics más interesantes que he leído en tiempos recientes, Por si desaparezco.
En estas páginas, la francesa Mirion Malle nos trae la historia de Clara, una joven sumida en una depresión. No ayuda su trabajo en el que roza la explotación laboral, donde no respetan ni sus días libres, dejando poco tiempo para dedicarle a su propio proyecto personal como escritora. A su vez, sus amigos tratan de entenderla, pero por desgracia algunos de ellos sólo contemplan la depresión como “estar de bajón” más que como una enfermedad.
La autora nos presenta a una persona que sufre por su enfermedad y su aislamiento en un entorno cerrado, situado en los amagos de “apertura” en la era del COVID-19 y más siendo parte de una generación tan continuamente maltratada a nivel político, económico y social. Es complicado que se pueda tratar el estado de ánimo si existe un techo de cristal que condena a muchos jóvenes a ser miserables. El trazo de Malle también refleja los momentos de sufrimiento, con líneas borrosas o distorsionadas que dicen mucho en la narración. No es una lectura sencilla, pero si se termina puede que se vislumbre la luz al final del túnel.
Este ha sido uno de los pocos cómics que he leído en los primeros meses de este año 2025. Quiénes me conocen realmente saben que no está siendo una época sencilla en cuanto a la lectura y, por su temática, esta novela gráfica podría llegar a ser complicada de digerir, pero me alegro de haberme adentrado en sus páginas. Es una lectura dura, pero que puede llegar a ser una experiencia totalmente catártica. De igual modo, quizá no sea un cómic muy recomendable si estás atravesando un momento difícil a nivel de salud mental.
Esta obra ha sido traducida al castellano por Marina Borrás.
Jaula de acero en el pro wrestling: ¿Estipulación desaprovechada?
Recientemente pudimos disfrutar de dos combates dentro de una jaula de acero en All Elite Wrestling (AEW) y en World Wrestling Entertaiment (WWE). El primero de ellos se dio el domingo 9 de marzo en el PPV de AEW Revolution 2025 y supuso el clímax de la rivalidad entre Will Ospreay y su antiguo protegido, ahora reconvertido en villano, Kyle Fletcher. El segundo tuvo lugar en la edición del programa Monday Night RAW celebrado el lunes de 10 de marzo en el Madison Square Garden de Nueva York, enfrentando a CM Punk contra Seth Rollins. La jaula de acero o Steel Cage encierra a dos o más luchadores en una jaula de 4x4. Las únicas formas de ganar son por cuenta de 3, rendición o escapando de la propia jaula, bien por la puerta principal (que está cerrada y se debe esperar que el arbitro del exterior la abra quitando el candado) o por el techo, con el plus de riesgo que hay al escalar una de las paredes y bajar cuidadosamente por el exterior hasta tocar el suelo con los dos pies. El primer combate de esta estipulación data de 1937 y todavía perdura hasta el día de hoy. Sin embargo, ¿es posible que de tanto usarse ya haya dado mucho de sí y necesite descansar un poco?
Aunque compartiesen la misma estipulación y motivación similar (los oponentes se odiaban entre sí), estos dos combates que cito como ejemplos fueron totalmente dispares. En la contienda entre Ospreay y Fletcher pudimos apreciar a dos wrestlers en plena juventud (31 y 26 años respectivamente) y condición física. Fue un encuentro muy dinámico y sin apenas momentos para pestañear. En su primera mitad aprovecharon las condiciones de la jaula, pero desgraciadamente en la segunda parte utilizaron armas y pasó a convertirse en un combate extremo y sangriento. Para mi eso no le quita merito de situarse entre lo mejor del año de este deporte, pero si que ha perdido importancia en su premisa.
En el segundo duelo tenemos a dos contendientes que a día de hoy son estrellas consolidadas del wrestling: CM Punk (46 años) y Seth Rollins (38 años). Su mejor momento a nivel físico ya ha pasado, sobretodo en el caso de Punk. Sus lesiones le han cobrado factura y ha perdido movilidad. A cambio, ambos luchadores se centraron en contar una historia sobre el ring, profundizando en la narrativa de su rivalidad que en ofrecer una gran variedad de movimientos o espectáculos acrobáticos. Por desgracia, un combate al servicio de la historia puede que no acabe bien y así fue con la llegada de un Roman Reigns sediento de venganza que involuntariamente le dio la victoria a Rollins, de cara a la potencial Triple Amenaza entre estos dos wrestlers y el propio Punk en WWE WrestleMania 41. Ha sido un encuentro muy laureado por crítica y público, pero me dejó frío. Sin embargo, también debía tener en cuenta que las edades y condiciones físicas de los participantes de cada combate serían un reflejo de lo que podían mostrar sobre el ring.
En general, pienso que que el problema de las jaulas de acero y su abuso en los últimos años en el wrestling (claramente influido desde comienzos del siglo XXI por el auge de las artes marciales mixtas o MMA, cuyos encuentros se dan dentro de estructuras similares) es preguntarse con que finalidad se recurre a ellas si apenas se utiliza la celda hasta al final de la contienda. ¿De qué sirve que se desarrolle un combate completamente normal dentro de la jaula si no se interactúa con ella? Y más si el público en vivo, en el recinto, no puede ver bien desde fuera. Es uno de los pocos combates en los que se beneficia más quién lo ve desde la TV de su casa. Sinceramente espero tardar meses en presenciar otra Steel Cage y no acabar quemado del concepto.
La Newsletter de esta semana se acaba aquí, no sin antes informar que este lunes vio la luz una nueva entrada de Contra las cuerdas: El blog, centrada en el WWE SmackDown de Barcelona y sobre lo que hemos tenido que tragar los fans del wrestling para llegar hasta este gran momento. ¡Espero que sea de vuestro agrado!
La cosa con las jaulas, para mí, es diferenciar entre ellas. Cuando crearon el Punjabi Prison Match, no tenía sentido porque solo era una doble Steel Cage. La Elimination Chamber convierte la estructura en el combate, y eso tiene mucho sentido. Pero, entre Steel Cage y Hell in a Cell, no estoy seguro de cómo de bien pueden convivir ambas a la vez.
Entiendo que la cuestión con la primera es la posibilidad de escapar para ganar, pero igual sería mejor techarlas y que sea todo puro wrestling sin alternativa. La segunda es un combate extremo encerrado, pero hasta el Punk vs McIntyre creo que no recuperó su posición como "endgame de rivalidad".
Vamos, que hacer un combate con jaulas requiere de pensarlo bien para que molen y que no sea solo combate extremo con cosas. Me permito aquí mencionar el Rollins vs The Fiend, que moló mucho quitando el final. Se habían montado una peli de terror dentro de la jaula y fallaron justo en el desenlace de forma ridícula. Pero esa idea de montar algo narrativo con luz y acero me moló.